Primer día de lluvia en moto
Ayer por la noche todavía pensaba en si era prudente o no circular hoy en moto por Madrid sabiendo que iba a llover con un 90% de probabilidad (como así ha sido) y teniendo menos de dos semanas de experiencia encima de una moto.
Todo el mundo te mete el miedo en el cuerpo con lo peligrosas que son las señalizaciones del suelo, las rejillas de ventilación, las alcantarillas y demás tapas metálicas colocadas con poco sentido común por toda la ciudad. Y es cierto, hay que evitar todos esos obstáculos, andar con mil ojos, hacerse uno a la idea de que va a ver mucho peor con el casco lleno de gotas y que, probablemente, se le empañe la visera (por fortuna, no ha sido mi caso hoy). Yo daría las mismas recomendaciones a cualquier persona que me preguntase. Con la seguridad no se juega.
Anoche estuve leyendo en foros de Internet las experiencias de la gente en estos casos, y me llamó la atención el comentario de un forero, que venía a decir que si, que hay que extremar las medidas de seguridad, pero que con lluvia la moto también tumba, gira, frena… que solamente hay que tener cuidado y aumentar las distancias; en definitiva que, despacito, la moto tiene agarre, y por ciudad se puede ir entre los coches con el mismo cuidado que siempre, etc, etc, etc.
Así que esta mañana he agarrado la cazadora, me he calzado unos zapatos decentes, he estrenado los pantalones-chubasquero de Decathlon (los recomiendo, sección de caza), me he puesto los guantes más gordos (he de solucionar el tema del frío), el casco, he cogido calcetines y una camiseta por si la cazadora no aguantaba, y a correr.
Reconozco que no me he atrevido a chulear a los conductores cabreados de la desviación a la A6 que hay en el túnel de la M-30 desde el Paseo de Extremadura, así que para no enfadar a nadie me he ido por Príncipe Pío hacia la Clínica Moncloa y ahí he salido a la M-30. He circulado como un vehículo más mientras el tráfico se movía, y entre ellos cuando la cosa estaba parada. Me he puesto un poco nervioso cuando algunos tristes personajillos de la carretera han intentado cerrarme el paso para que no avanzase cómodamente hacia el semáforo en el atasco, y he agradecido a muchos otros conductores que me dejaran paso con su colocación en el carril mientras estaban detenidos.
Ha sido un gran viaje, con algunos errores por mi parte que pueden haber incomodado a algunos conductores, pero ya iré aprendiendo.
El resumen de estos últimos 10 días en moto: he aprendido que la mejor forma de dirigir la moto es el contramanillar (a pesar de que al principio no me cuadraba nada), he conducido con lluvia, viento (con y sin pasajero), sol, frío, calor… y soy consciente de que sigo siendo un novato.